Despidos y rebajas salariales en en la planta: “La plata no alcanza, con Milei entró la motosierra dentro de Molinos”

El Destape dialogó con Luciano Greco, trabajador de Molinos Río de la Plata desde hace 20 años. También es delegado de la comisión interna. Su relato describe los mecanismo de pauperización y disciplinamiento desplegados desde la llegada de La Libertad Avanza. 

27 de mayo, 2025 | 21.38
Despidos y rebajas salariales en en la planta: “La plata no alcanza, con Milei entró la motosierra dentro de Molinos” Despidos y rebajas salariales en en la planta: “La plata no alcanza, con Milei entró la motosierra dentro de Molinos”

“Soy Molinos Pérez Companc y el Gobierno me deja hacer lo que quiera”. Así resume la situación laboral actual dentro de la multinacional Molinos Río de la Plata Luciano Greco, trabajador desde hace dos décadas. Ingresó cuando tenía veinte años en la planta de Barracas en el sector rebozar de la marca Preferido. Ahora, y desde hace varios años, también representa a sus compañeros y compañeras dentro de la comisión interna de la planta ubicada en Esteban Echeverría.

Según sus palabras esbozadas ante un diálogo con El Destape, “con Milei se metió la motosierra dentro de la empresa, donde se está dando un proceso de achique y ajuste”. Greco también planteó las similitudes con el período de Mauricio Macri aunque, reconoce, esta época se presenta mucho más cruel.

Sueños

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Luciano Greco ingresó a trabajar dentro de Molinos Ríos de la Plata a los dos años de haber finalizado la escuela secundaria. Con 20 años, ya había logrado cierta experiencia en otros rubros como la industria gráfica y el comercio. Corría el año 2005 y la Argentina empezaba a salir del infierno del estallido de la convertibilidad post desastre de la década menemista y la primera Alianza.

“Hice el secundario común y por suerte había tenía algo de experiencia en gráfica y comercio. En 2005 se empezaba a sentir cierta reactivación. Y ahí fui cuando entré a Molinos junto a toda una camada de compañeros que hoy también siguen. El país se empezaba a mover luego de la crisis profunda que significó el estallido del argentinazo”, recuerda Luciano.

Los salarios por entonces empezaban a recomponerse. También los sueños, esa palabrita que el poder económico y los dueños de todo pretenden opacar y socavar. “Por lo pronto, con 20 años y recién ingresado dentro de la empresa podía ponerme a pensar en un futuro, en ahorrar y tener mi techo. Hoy, para un trabajador que recién ingresa, con los salarios que tenemos, ese sueño es una utopía”, agrega.

Los trabajadores y trabajadoras que están bajo el convenio de la industria de la alimentación poseen un salario que se ubica un poco por encima de la media, cerca de un millón de pesos para alguien que recién ingresa. De todas maneras, el poder adquisitivo de estos tiempos no alcanza ni para tres empanadas. Alerta Spoiler: esto fue un eufemismo.

El macrismo hizo escuela

Lo que se está viviendo en el país es una reversión del macrismo pero mucho más cruel. “Durante la presidencia de Macri, la empresa decidió echarme. Todo ocurrió en medio de la discusión por la reforma laboral que se quería meter junto a la reforma previsional. Eran los días de la represión en el Congreso. Nos echaron a seis compañeros, luego la Justicia nos reincorporó a dos. Lo que está sucediendo ahora es mucho más grave que lo que pasamos con el macrismo”, sintetiza Greco.

¿Qué es lo que puede ser peor? “Adentro de la fábrica, los obreros sabemos que cuando la producción cae, la empresa se siente habilitada a flexibilizarnos y eso es lo que está ocurriendo. Sumado también a la gravedad de situaciones que ponen en riesgo la seguridad de todos nuestros compañeros”, denuncia Luciano.

Según las palabras de Luciano, unos de los métodos de la crueldad inaugurados dentro de Molinos Río de la Plata como forma de abaratar costos tiene que ver con la reducción no solo de salarios (algo prohibido por ley) sino también reducir la cantidad de trabajadores por sector, reducir dotaciones para avanzar con una reforma de facto.

“Hoy la empresa quiere ir más allá de la Ley de Bases y entonces empieza a reducir personal para imponer nuevas condiciones laborales, además de querer bajarnos los sueldos de convenio. Esto trae aparejados graves problemas de seguridad dentro de la empresa. Es más, desde el año pasado, los directivos de Molinos no quisieron denunciar ante la ART más de cinco accidentes laborales. Lo que quieren es amedrentarnos”, explica Greco.

Durante el macrismo había ocurrido algo similar en la industria petrolera, sobre todo en la región de Vaca Muerta. Con las modificaciones de facto de los convenios colectivos de trabajo, las petroleras redujeron dotaciones de operarios, echaron trabajadores con experiencia y recontrataron personal sin experiencia. El resultado fue la concentración de la mayor cantidad de accidentes fatales en la industria petrolera. En el fondo, era una estrategia de disciplinamiento para imponer condiciones laborales más flexibles. Milei apunta sus cañones hacia el mismo lado.

“Desde el año pasado hubo como diez accidentes; en más de la mitad de los casos, la empresa no hizo la denuncia ante la ART y con la otra mitad perjudicaron a nuestros compañeros con el cobro de su salario. Todo lo que hacen es para imponer nuevas condiciones laborales, las cuales venimos resistiendo”, sintetiza Greco. Otro spoiler alert: los trabajadores de Molinos también denuncian la inexistencia de una cartera laboral, actualmente subsumida en la estructura burocrática del Ministerio de Capital Humano.

Tres empanadas

“Hoy la plata no alcanza”. Ese es el comentario que más circula entre los trabajadores de Molinos Río de la Plata, más allá de que su convenio colectivo es mejor que la media de los trabajadores del país. De todas maneras, la pauperización les llegó a todos y todas.

“En la fábrica todos tenemos más de diez años de antigüedad, todos tenemos categoría y adicionales. Pero el comentario entre todos es que cada vez nos cuesta más. Hoy los compañeros se endeudan como pueden, tienen las tarjetas de crédito reventadas. Incluso algunos empiezan a pedir adelantos de sueldos cuando nunca lo habían hecho. Ya tenemos trabajadores que no llegan a la quincena”, concluye Greco.

Esta es la realidad del día a día de los trabajadores y trabajadores. No hay empanada que pueda tapar el bosque.