La ensalada coleslaw es, sin duda, una de las preparaciones frías más queridas y versátiles. Con su combinación de texturas crujientes y un aderezo cremoso y ligeramente ácido, se ganó un lugar en reuniones, asados y mesas familiares de todo el mundo. Pero, ¿qué la hace tan especial? Hoy te contamos los orígenes de este clásico y te compartimos la receta infalible para preparar la coleslaw definitiva en tu casa.
¿Qué es la ensalada coleslaw?
La coleslaw es un plato frío que tiene como base tradicional el repollo fresco y la zanahoria rallados, unidos por una salsa cremosa a base de mayonesa, vinagre y un toque de mostaza. Su belleza está en su simpleza: es fresca, rápida de preparar y el acompañamiento perfecto para platos fuertes. Para los que prefieren evitar el repollo, existen versiones que usan sustitutos como el pepino o la remolacha, lo que demuestra su gran adaptabilidad.
Una historia con orígenes inciertos
El origen exacto de la coleslaw es un tema de debate entre los que saben. La teoría más aceptada indica que su nombre viene del término holandés "koolsla", que significa literalmente "ensalada de col".
Algunos historiadores de la cocina señalan que la receta original pudo haber nacido en los Países Bajos, mientras que otros la vinculan con preparaciones similares de la cocina francesa ("salade à la col") o alemana. Lo que es seguro es que fue en Estados Unidos donde llegó a su máxima popularidad, convirtiéndose en un infaltable de los picnics y las comidas al aire libre.
Las variantes que dan la vuelta al mundo
Como todo plato que viaja, la coleslaw adoptó distintas personalidades según la región:
-
En Alemania: suele llevar repollo blanco y un aderezo con mayonesa y mostaza.
-
En Reino Unido: muchas veces incluye remolacha picada, que le da un color rosado característico.
-
En Asia: le agregan sabores como la salsa de soja, el jengibre y el ajo.
Receta de coleslaw clásica: paso a paso
Preparar esta belleza en casa es más fácil de lo que pensás. Seguí estos pasos para un resultado perfecto.
Porciones: 4
Tiempo de preparación: 30 minutos (+ 2 horas de reposo en frío)
Ingredientes
-
Media col blanca o rosada.
-
2 zanahorias.
-
1 manzana (opcional, le da un toque de dulzor).
-
1 cebolla blanca o morada.
-
2 cucharadas de mayonesa.
-
3 cucharadas de crema de leche (o yogur natural para una versión más ligera).
-
1 cucharada de mostaza de Dijon.
-
1 cucharada de vinagre de manzana o blanco.
-
sal y pimienta negra al gusto.
-
un chorrito de jugo de limón (opcional).
Solo tenés que seguir estos pasos para que te quede perfecta.
Preparación
-
Cortar los vegetales: con un cuchillo filoso o mandolina, cortá la col, la zanahoria y la cebolla en tiritas bien finas. Rallá o cortá en juliana fina la manzana. Poné todo en un bol grande.
-
Macerar un poco: con las manos limpias, "amasá" suavemente la mezcla de vegetales durante un minuto. Esto ayuda a ablandarlos un poco y a que suelten parte de su jugo, para que los sabores se integren mejor.
-
Preparar el aderezo: en un recipiente aparte, combiná la mayonesa, la crema, la mostaza Dijon y el vinagre. Batí con un tenedor hasta que te quede una salsa suave, cremosa y sin grumos. Sazoná con sal y pimienta.
-
Integrar: volcá el aderezo sobre los vegetales y mezclá todo con energía, asegurándote de que quede bien impregnado con la salsa.
-
El reposo es clave: tapá el bol y refrigerá la ensalada durante mínimo 2 horas. Este paso es fundamental para que los sabores se fusionen y la textura quede ideal.
-
Servir: antes de servir, remové la ensalada y, si soltó mucho líquido, podés colarlo un poco.
MÁS INFO
Consejos y acompañamientos
Esta ensalada es el complemento ideal para hamburguesas, chorizos de parrilla, pollo frito, pescado a la plancha o como relleno en sándwiches. Su frescura corta muy bien la grasa de las carnes. Para una versión vegana, simplemente reemplazá la mayonesa y la crema por sus alternativas vegetales.
