Si habláramos de curiosidades de la historia argentina y debiéramos elegir un pueblo originario que realmente represente la resistencia frente a la dominación española, sin lugar a dudas revisaríamos lo que sabemos sobre "los Kilmes" (o Quilmes, como los llamamos ahora).
Este pueblo habitó los valles Calchaquíes, que hoy son las provincias de Salta, Tucumán y Catamarca. Dejaron una huella que todavía cala en la memoria de la región.
La historia del pueblo Quilmeño
A fines del siglo XVII, tras decenas de años de resistencia a los colonizadores, la mayoría de los Quilmes fueron obligados a trasladarse a lo que hoy conocemos como la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, los primeros registros del pueblo datan del año 800 d. C.
Formaban parte de la gran familia diaguita o calchaquí y durante más de siete siglos desarrollaron una organización fortalecida en lo económico y social. En sus épocas de esplendor llegaron a ser más de 15.000 habitantes, habitando centros urbanos muy poblados y distintas zonas rurales. Los incas intentaron conquistar, sin éxito, sus tierras.
El pueblo tenía su propia lengua ancestral: el kakán. Sin embargo, adoptaron el quechua, que era el idioma de sus vecinos incas. Eran hábiles con la alfarería y la agricultura: fabricaban cerámicas de buena calidad; cultivaban maíz, zapallo y porotos; criaban llamas y guanacos, y comerciaban con otros pueblos, incluso con los españoles que acababan de llegar al continente.
Se organizaban en una jerarquía encabezada por el cacique y trabajaban metales como el oro, la plata y el cobre. Su nombre "Quilmes" significa “fortificado” y hace referencia a las construcciones defensivas que levantaron en los cerros y les permitieron resistir largas décadas.
Las ruinas de los Quilmes
La llegada de los españoles al norte de nuestro país trajo la imposición de la religión católica y muchas enfermedades. A lo largo de los años, el avance europeo se volvió ineludible y tras más de un siglo de resistencia las tropas españolas lograron someter a los Quilmes, entre 1666 y 1667.
Más de 2.000 personas fueron obligadas a recorrer a pie los 1.500 kilómetros que los separaban de Buenos Aires, pero pocos de ellos completaron el trayecto. Los que quedaron en Tucumán fueron esclavizados y solo algunos lograron escapar. Hoy la comunidad Quilmes continúa habitando los valles Calchaquíes y trabajando para preservar su cultura.
El sitio arqueológico del cerro Alto del Rey se puede visitar en la actualidad para recorrer las construcciones que el pueblo levantó hace siglos atrás. Se exhiben armas, tejidos, cerámicas y diversas artesanías que muestran cómo vivía uno de los pueblos más emblemáticos del noroeste argentino.
