La CGT encabezó una marcha multitudinaria por el Día del Trabajador, en rechazo al modelo de ajuste de Javier Milei y en reclamo de la vuelta de las paritarias libres y sin techo, un dato que terminó de enemistar a la central obrera con un Gobierno con el que quedó sin diálogo. Esta vez, la capacidad movilizadora de la CGT -acompañada por las dos CTA, expresiones del peronismo y de la izquierda- se mostró a pleno y acompañó el reclamo por los salarios de los trabajadores, que suman dificultades para llegar a fin de mes. "No puede haber un plan monetario con precios libres y paritarias pisadas", expresó el secretario general de la central, Héctor Daer. Uno de los datos políticos de la jornada fue que, al llegar a la sede de la calle Azopardo, los jefes de las centrales mantuvieron un encuentro con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, una señal muy clara para la interna del peronismo y una apuesta para el armado de listas en octubre.
"No se está negociando nada con el Gobierno porque no hay ni siquiera diálogo", admitió Daer. Atrás quedaron los tiempos en los que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y hasta el súper asesor Santiago Caputo se preocupaban en mantener abiertas las vías de comunicación con la cúpula cegetista y se mostraban dispuestos a solucionarles algunos problemas puntuales a cada sindicato y obra social. Pero la decisión de no homologar ninguna paritaria que vaya por encima del uno y alguna décima por ciento de aumento, fijando los salarios como una de las principales anclas contra la inflación junto al dólar planchado, no les dejaron más opción que volver a las calles, como había sucedido en los primeros meses de mandato de Milei.
El Presidente volvió a llamarlos "sindigarcas" este miércoles durante su mensaje a una entusiasta platea de empresarios y financistas de un foro empresarial en el Centro de Convenciones porteño. Ya unos cuantos insultos les había dedicado a través de su cuenta de X el 10 de abril pasado cuando llevaron adelante un paro general. Ante los empresarios, Milei confirmó que tiene en sus planes una reforma laboral y previsional -que nadie puede imaginar más favorables a trabajadores y jubilados- sobre la que la CGT no tendría ninguna incidencia. “Seguimos avanzando para hacer más reformas en el trabajo para lograr más flexibilización", adelantó Milei para regocijo empresarial.
Lejos quedaron los meses de silencio cegetista mientras el modelo anarco libertario se desplegaba a sus anchas. Daer habló en la marcha de la necesidad de un modelo de producción y trabajo y dejar de lado el modelo en el que excedente de capital se lo lleva el sector financiero. "El trabajo es el ordenador social y es el eje que moviliza a la sociedad, la familia, hombres y mujeres que tienen que desarrollarse", afirmó. La figura del papa Francisco estuvo muy presente en la movilización en banderas con su imagen y consignas como la de "hagan lío", repetida en carteles. "Estamos embanderados con lo que nos marcó nuestro querido Jorge Mario Bergoglio", subrayó Daer.
Otros datos significativos para este nuevo tiempo combativo de la central. Uno, la reaparición en escena del histórico jefe de los Camioneros, Hugo Moyano, marchando junto a su sindicato. "Esto no da para más, las barbaridades que están pasando en el país son increíbles", lanzó. Poco después, la UTA confirmó un paro nacional para el próximo martes luego del fracaso de la última reunión con las cámaras empresariales y el Gobierno. El sindicato transportista había quedado en el ojo de la tormenta después de que no adhiriera al paro general de la CGT porque le cayó en medio de una conciliación obligatoria dictada por Trabajo. "Nosotros siempre estuvimos de acuerdo con la medida", aseguró a El Destape Radio el vocero de la UTA, Mario Calegari.
El Movimiento Derecho al Futuro, el armado político que impulsa el proyecto presidencial de Kicillof, se movilizó orgánicamente para acompañar la marcha cegetista. Al término de la marcha, los secretarios generales de las tres centrales se mostraron junto al gobernador bonaerense y su vice Verónica Magario en la sede de Azopardo, en una señal de alineamiento político en medio de la tensión con el sector de Cristina y Máximo Kirchner por las elecciones bonaerenses. Algunos de quienes posaron para la foto -como el jefe de la UOM, Abel Furlán, y el secretario de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky- hasta hace no mucho formaban parte del cristinismo.
En ese cambio interno existió, en algún punto el desencanto porque entendieron que nunca hubo de parte de Cristina y su entorno un reconocimiento para los sectores sindicales afines, con los lugares de poder siempre reservados para referentes de La Cámpora. Estos movimientos de la CGT y las CTA también tienen la mira puesta en el armado de listas para octubre, donde esperan que esta vez sean tenidos en cuenta. Posicionamientos que deben ser tenidos en cuenta.