Tener gatos en casa parece fácil porque son animales independientes, pero también requieren cuidados específicos para su salud y para mantener la limpieza del hogar. Uno de los espacios que más sufre por la suciedad y los olores es el arenero, un desafío constante para muchos dueños.
Una solución sencilla y natural que está ganando popularidad es usar un saquito de té seco dentro del arenero. El té tiene la capacidad de absorber la humedad y funcionar como un desodorante natural, ayudando a eliminar esos olores desagradables que suelen acumularse.
Además, los saquitos de té contienen compuestos que inhiben la proliferación de bacterias y hongos, lo que contribuye a mantener el arenero más higiénico durante más tiempo. Esto no solo mejora el ambiente, sino que también puede ser beneficioso para la salud del gato.
Para aprovechar este truco, lo ideal es preparar una infusión de té, dejar que el saquito se seque completamente y ubicarlo en una esquina del arenero. Es fundamental que el saquito esté seco para evitar que se descomponga o genere moho dentro del cajón.
Se recomienda reemplazar el saquito cada vez que se realiza la limpieza del arenero o, al menos, una vez por semana, según la cantidad de gatos y la frecuencia con que se utiliza el lugar.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el gato no debe morder ni jugar con el saquito, ya que podría romperlo y esparcir su contenido por toda la casa. En caso de que la mascota muestre alguna reacción extraña o rechazo, lo mejor es retirar el saquito y consultar con un veterinario.
Por qué a los gatos no les gusta el agua
Los gatos son mascotas muy nobles y tranquilas por lo general, sin embargo, muchos dueños de gatos manifestaron en diversas ocasiones su deseo de bañarlos y recibir una reacción violenta. Y aunque muchos creen que el rechazo de los gatos por el agua es por miedo, se debe más que nada a una evolución histórica.
Kristyn Vitale, especialista en comportamiento animal de Maueyes Cat Science and Education, explicó a Popular Science los motivos de esta actitud en los gatos, pero antes hizo una importante aclaración: "Es como con las personas: nunca se puede generalizar por completo". Así, dejó en claro que, aunque la gran mayoría de los gatos no se sienten cómodos con el agua, no es algo que aplique a todas las razas, ya que tiene que ver estrictamente con la evolución.
Para entender la raíz de este comportamiento hay que remontarse a muchos años atrás, cuando los gatos domésticos, como los conocemos hoy en día, todavía no existían. Precisamente, los gatos actuales descienden del gato salvaje africano (Felis silvestris lybica), un felino de entre 2,7 y 8,2 kilogramos que habitaba en zonas áridas desde Egipto a Irán. Justamente, la principal característica de estas áreas del mundo es la escasez de lluvia. Siguiendo este mismo criterio, se entiende que los gatos no se vinculen con el agua porque no presentan adaptaciones naturales a la vida en el agua.
