El asado es una de las tradiciones argentinas más destacadas y en pleno Recoleta hay una parrilla que realiza una reversión moderna del ritual con cortes de carne de pastura y vegetales de estación para resaltar el sabor. Se trata de Rufino, un lugar que celebra la cocina nacional.
Rufino: la exitosa parrilla ofrece asado con cortes de carne de pastura
Dentro del hotel Mío Buenos Aires, Rufino presenta una gastronomía fresca y creativa con un profundo respeto por la materia prima. Esta parrilla moderna y refinada posee un ambiente elegante y contemporáneo y ofrece un rediseño del tradicional ritual del asado.
Detrás de su nueva carta está Jerónimo Bichi, chef ejecutivo, cuya trayectoria internacional —con pasos por cocinas de México, España y el Four Seasons de Buenos Aires— le permite abordar la tradición local con una mirada técnica moderna y refinada. Para llevar esta propuesta a la mesa, trabaja junto a productores comprometidos con la calidad que le proveen cortes seleccionados de novillo Angus criados a pastura y finalizados a grano. Además, utiliza vegetales frescos, cultivados por pequeños productores y fieles al ciclo natural de cada ingrediente.
Rufino reafirma su identidad como una parrilla moderna que honra la tradición sin estancarse en ella. Con foco en el producto, el origen y la ejecución, cada plato narra una historia conocida desde una nueva perspectiva, en una velada donde la técnica, el sabor y la calidez conviven en armonía.
Qué ofrece Rufino: los destacados de su menú
La experiencia en Rufino comienza con entradas que amalgaman nobleza e inventiva, como:
- Las croquetas de morcilla, acompañadas de emulsión de manzana verde, alioli casero, pickle de cebolla morada y chips crujientes de manzana, en una versión elegante y lúdica del típico embutido.
- Las mollejas, doradas con precisión, se sirven sobre papas rotas y puré de coliflor, con un chimichurri de hierbas frescas que suma acidez y equilibrio.
- El "matrimonio" (chorizo y morcilla) reinterpretado con peperonata de pimientos, en un variante que honra el espíritu de las parrillas argentinas.
- Las gírgolas trufadas con kale, puerro y puré de porotos blancos, o los tomates reliquia con aceite de albahaca y perlas de vinagre balsámico, es uno de los platos con vegetales que se destaca pensado no solo como guarniciones, sino como opciones en sí mismos, con estructura, textura y carácter propios.
En los principales, Rufino despliega su costado más contundente con una selección de carnes de primera calidad, como el costillar del centro, de 1 kg, cocido durante seis horas que se deshace con el tenedor y concentra todo el sabor de la cocción lenta. El T-Bone de 900 gr, presentado con hueso y sellado a la parrilla, resume la filosofía de la casa: respeto por el producto y perfección en el punto de cocción. Otros imperdibles son el osobuco braseado de 1,5 kg con puré de papas, y el roll de cordero patagónico, que combina hongos, papines y arvejas frescas con chimichurri casero. También están los clásicos de la casa, como el bife de vacío con manteca de chimichurri, la entraña y la bondiola braseada, laqueada con un glaseado de naranja, ananá, jengibre, soja y balsámico.
Eso no es todo, porque esta parrilla sí tiene opciones vegetarianas, entre las que se destacan platos como el zapallo entero relleno con quinoa, kale, nueces y arándanos secos, o los raviolones de calabaza y mascarpone con manteca de salvia, almendras tostadas y parmesano rallado. Todo se puede acompañar con guarniciones pensadas para sumar contraste y profundidad: zanahorias a la parrilla con hummus de arvejas y oliva, vegetales grillados con romesco, o la ensalada mediterránea con tomates reliquia, boconccinos, aceitunas griegas y vinagreta balsámica.
Para maridar, cuenta con una carta de 45 vinos argentinos, ordenados por intensidad y representativos de las distintas regiones del país. A esto se suma una coctelería de autor que reinterpreta clásicos y crea sabores nuevos, como el Summer Rose Pasionario o el Rufino Spritz, elaborados con frutas cítricas, almíbares caseros y toques botánicos. Además, se ofrece agua filtrada Aqa en botellas de vidrio reutilizables, sin límite de consumo durante toda la comida.
El apartado de postres cierra la experiencia con originalidad y guiños a la memoria emotiva local: frutillas almibaradas con crumble de almendras y coulis con aceite de oliva, o la deconstrucción del vigilante, con mousse de mascarpone y lima, dulce de batata y membrillo, higos y zapallo en almíbar.
¿A dónde se encuentra Rufino?
- Dirección: Av. Quintana 465, Recoleta, dentro del hotel Mío Buenos Aires
- Horarios: Todos los días desde las 19 hs.