Si las fotos hablaran, la imagen que protagonizaron el martes pasado los seis gobernadores del PJ opositor, en la Casa de la Provincia de La Pampa, diría que se consolida un nuevo polo de poder interno dentro del peronismo, que pretende impulsar una agenda legislativa propia y la renovación del movimiento desde el territorio, con la participación activa de Axel Kicillof y lejos de la conducción de Cristina Kirchner.
Además de los seis gobernadores, Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (la Rioja), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Elías Suárez (Santiago del Estero), participaron diputados nacionales que les responden. Con ese pretexto, la convocatoria no incluyó a ningún dirigente cercano a Cristina. Ni de La Cámpora ni de ningún otro sector del cristinismo.
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El comunicado publicado después del encuentro apuntó contra el gobierno de Javier Milei, al que acusaron por incumplimientos, deudas y por la interrupción de la obra pública. Pero la reunión tenía varios destinatarios, según confirmaron a El Destape en cuatro de las seis provincias que participaron. “No vamos a romper la unidad, pero queremos empezar a diferenciarnos. Dentro del espacio, no es igual la relación entre los que gobernamos y los que no”, dijo uno de los pesos pesados del encuentro. La conversación continuará la semana que viene, con un zoom entre los mandatarios.
El reagrupamiento, un intento por reflotar la liga de gobernadores, no tiene por ahora un objetivo electoral, al menos no de manera colectiva. Los gobernadores están molestos por la poca influencia que tienen en el bloque de diputados de Unión por la Patria (UP), ratificada el jueves a la madrugada con la designación en la Auditoría General de la Nación (AGN) de Juan Forlón, un dirigente cercano a Máximo Kirchner.
El malestar viene creciendo. Esos seis gobernadores mastican bronca por el fracaso del proyecto de reparto del impuesto a los combustibles en la sesión del 9 de octubre, sostienen que haber ubicado el tema al final del temario no ayudó, y advierten que la reducción de Ganancias para las empresas prevista en la reforma laboral implica una caída en la recaudación de 2300 millones de dólares, lo que le haría perder a las provincias unos 1700 millones en fondos coparticipables.
La idea de los mandatarios es, primero, imponerlo como agenda prioritaria dentro de UP y, después, diseñar una estrategia que incluya a otros gobernadores para que se garantice una compensación por la pérdida de esos recursos. Piensan en mandatarios con los que no dejaron nunca de tener diálogo pese a su acercamiento con el gobierno, como Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Gustavo Sáenz (Salta).
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A estos tres últimos los imaginan de manera estable dentro de la construcción que empezó con la reunión del martes. “Son compañeros. No hay que dejar de conversar con ellos, no los podemos condenar por buscar recursos para sus provincias”, dijo uno de los gobernadores que participó de la reunión. La votación en Diputados contra la derogación de las leyes de financiamiento universitario y emergencia en discapacidad puede favorecer el acercamiento. En los planes también está tender puentes con otros gobernadores como Martín Llaryora (Córdoba), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Hugo Passalacqua (Misiones).
Con la agenda legislativa, convive un intento por reorganizar al peronismo desde el poder territorial, que conforman gobernadores e intendentes. “Es importante recuperar el espíritu de cuerpo, dejar de estar aislados, que es lo que mejor le viene a Milei”, dijo un dirigente que estuvo en la reunión. No hay ni habrá un mensaje directo contra Cristina, presidenta del PJ, pero los protagonistas reconocen por lo bajo que se trata de un armado paralelo, sin un lugar reservado para ella.
El objetivo del armado político, por ahora lejos de lo electoral, confluye con los intereses de Kicillof. El mandatario bonaerense tiene un desafío, reconoce un diputado que lo acompañó a la reunión. Para fortalecer su proyecto presidencial, debe cuidar el vínculo con sus pares, consolidar ese nuevo polo de poder dentro del peronismo y llegado el momento emerger como el candidato natural de ese espacio, sin que en el trayecto los gobernadores se sientan usados.
Por ahora, no hay fricciones. El ex gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora, al que muchos le atribuyen aspiraciones presidenciales, deja trascender que no tiene en sus planes una candidatura. En su entorno dicen que el rumor lo hizo correr un sector del cristianismo para horadar al gobernador bonaerense.
El mismo martes, Kicillof partió rumbo a Formosa, por invitación de Insfrán, el patriarca de los gobernadores peronistas. Un dato: el mandatario bonaerense vivió en 1998 en Formosa y trabajó como asesor externo de Insfrán, que ya era gobernador. La visita alteró la hoja de ruta de Kicillof, que planeaba arrancar con sus recorridas por el país dentro de unos meses.
Antes debe resolver qué hace con el PJ bonaerense. La decisión no es sencilla. Si se involucra en una disputa para colocar en ese lugar a un dirigente propio (la elegida es Verónica Magario), agudizará la batalla interna y deberá congelar su plan nacional hasta marzo. Si se desentiende, estará desoyendo el reclamo de sus intendentes y no podrá mostrar hacia el resto del peronismo que maneja el PJ de su propia provincia.
