Lo despidieron del Estado luego de 20 años y envió una carta al Gobierno: "No tengo miedo"

12 de diciembre, 2025 | 11.17

Santiago Conde fue despedido luego de más de veinte años en la empresa estatal Dioxitek y escribió una carta al presidente de la firma Federico Ramos Nápoli para cuestionar el plan de ajuste en el sector nuclear. 

Dioxitek fue creada para garantizar el suministro de dióxido de uranio que se utiliza en la fabricación de los elementos combustibles para las centrales nucleares. 

"Es decir que para este gobierno nacional hay libertad para pasar hambre o no poder comprar remedios pero no hay libertad para manifestarse ni reclamar derechos laborales. Parecería que disfrutan contemplando el efecto de las medidas represivas que aplican", expresó. 

La carta completa

Carta abierta al presidente – Por Santiago Conde

Fede, como te va, soy Santiago. No me conocés, ya lo sé. Para vos soy un número o una celda de Excel. Uno más entre los despidos que venís ejecutando desde que asumiste. Ingresé a Dioxitek en 2003, en el Centro Atómico Ezeiza, donde entre otras cosas, dibujé muchos de los planos de mi sector que hoy usa la empresa. En esa época vos eras un niño y de alguna manera todavía lo seguís siendo. Pero ahora sos un niño peligroso porque no contás con experiencia ni conocimientos (¿profesionalismo?) sobre el sector nuclear pero podés hacer mucho daño. ¿Te gusta tu nuevo juguete? Apretás un botón y por arte de magia se va la gente que no te gusta y entra otra alineada.

Te pido un favor personal que no requiere dinero. Decile por favor a tus jefes políticos que no ensucien más las palabras libertad y libertario. La libertad, en el sentido amplio del bakuninismo, solo es completa cuando todos los que nos rodean son libres. Lo cual implica ser solidarios y sentir la injusticia contra un compañero como propia. Y los libertarios de verdad son aquellos que pelean contra el autoritarismo del Estado pero también contra el autoritarismo de las empresas privadas y del mercado (que no tienen nada de libre), como lo hicieron hace muchos años Rodolfo González Pacheco, Joaquín Penina o el gallego Antonio Soto (buscalos, están en wikipedia). Todo lo contrario de lo que hace el actual gobierno nacional tirando gas pimienta a una menor de edad, golpeando a jubilados, lanzando cartuchos de gas lacrimógeno hacia la cabeza de un fotoperiodista o desviando el 3% de la plata de los discapacitados, entre otros actos repudiables. Es decir que para este gobierno nacional hay libertad para pasar hambre o no poder comprar remedios pero no hay libertad para manifestarse ni reclamar derechos laborales. Parecería que disfrutan contemplando el efecto de las medidas represivas que aplican. Sin embargo, no te tengo miedo, ni a vos ni a Bruno Oberlis (coordinador) ni a Martín Porro (gerente) que se pasea como patrón de estancia en Ezeiza pero no se animó a darme las buenas nuevas en la cara.

A gran parte de la población nos toca vivir momentos jodidos. Y entonces pienso: si sobrevivimos a la última dictadura cívico militar, que entre otros actos criminales secuestró a treinta y tres compañeros de CNEA, de los cuales dieciocho continúan desaparecidos ¿Cómo no vamos a pelear contra este gobierno, por más represor y conservador que sea? Fede, probablemente mañana consigas otro cargo político ajeno al sector nuclear y tu pasantía en Dioxitek (pagada “con la nuestra”) será apenas una anécdota que vas a recordar de forma burlona con tus amigos tomando cerveza. Nosotros en cambio vamos a seguir defendiendo al sector nuclear argentino a pesar del vaciamiento y desindustrialización que ustedes están llevando a cabo. Más allá de las nuevas autoridades y tu séquito de aduladores, queda en Dioxitek gente honesta y capacitada a la cual estoy agradecido por los años de trabajo compartidos y los mensajes que me han hecho llegar. Ya lo dijo Arturo Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente”.