A Body to Live In: los secretos de Fakir Musafar, pionero de la cultura BDSM, salen a la luz en un documental inédito

El cineasta estadounidense Angelo Madsen visitó Buenos Aires para presentar su nuevo documental, A Body to Live In, una aproximación al legado de Fakir Musafar, como parte del Festival Internacional de Arte Queer (FAQ)

19 de diciembre, 2025 | 15.18

El cineasta estadounidense Angelo Madsen visitó Buenos Aires en el marco del Festival Internacional de Arte Queer para presentar su reciente documental A Body To Live In, una aproximación sobre el artista Fakir Musafar -pionero de la modificación corporal y del BDSM, siendo cultor de diversas prácticas- y su legado en la cultura queer, además de estar presente para una proyección especial de North by Current, su aclamada ópera prima documental en la que sigue el duelo de su familia luego de la trágica muerte de su sobrina.

En una entrevista con El Destape durante su estadía en la Ciudad, Madsen profundizó en torno a las ideas y cruces entre su nueva película y su historia personal como varón trans, particularidad que ocupa parte central de sus obras (ya sea para hablar de sí mismo o bien para trazar analogías con otros temas).

¿Qué te motivó a contar la historia de Fakir Musafar?

- Me gusta pensar la película más como un collage de diferentes movimientos -usando imágenes y videos de archivo para contar esa historia-, que como una biografía clásica. No siento que sea una historia sobre Fakir, sino sobre la constelación que lo rodeó, desentrañada a partir de un punto de partida muy interesante: los límites del cuerpo, la relación entre la vida y la muerte, y la forma en la que entendemos la espiritualidad en torno al cuerpo. Esa era su filosofía y yo me siento muy atraído por ella. Esos intereses en común me impulsaron a llevar adelante el documental.

¿Ves posible trazar una relación entre los rituales de transición corporal de Fakir, y las transiciones de género?

- Es una observación interesante porque si bien Fakir siempre rehusó identificarse como trans o crossdresser, también fue muy indefinido e inclasificable. Y eso es muy trans, muy queer. También es punk. Creo que hay mucho lenguaje en torno a la identidad que está presente ahora y que no existía durante su vida y su desarrollo del sentido de la identidad. También creo que si viviera hoy estaría más cerca de la anti-identidad y encuentro eso muy valioso, porque la forma en la que adoptamos términos para clasificarnos a veces puede ser muy limitante.

Podríamos decir que estaba más enfocado en vivir…

- Exactamente. Creo que eso es más interesante, incluso para narrar a Fakir. Me gusta mucho más la acción que ser... supongo que me atraen más los verbos que los sustantivos. Y la filosofía que puede haber más allá de una persona. Mucha gente viene a ver la película porque les interesa la modificación corporal y eso es algo fascinante. Lo más genial es que no hace falta saber nada sobre piercings para sumergirte en un profundo análisis de la película, que trata sobre subculturas entrelazadas y cómo se superponen en una región específica, en una época específica y con personas específicas. Y si a la gente le interesan las ideas sobre este mundo, me parece fantástico.

El documental tiene imágenes y videos que pueden resultar algo extremos, un poco sectarios.

- Eso es lo que pasa cuando la gente se junta en grupos. ¡Hacen todo tipo de cosas raras! (se ríe). Pero lo curioso es que son cosas raras que se normalizan en el ámbito en el que se hacen. 

En relación a tu pregunta, probablemente la escena que recibe más atención es la del ritual de la no violación. Se desarrolla en su totalidad de una manera que ninguna de las otras realmente lo hace, pero todas son intensas.

Foto captura del documental Dances Sacred and Profane: Fakir Musafar documentary (1985) (Youtube).

¿Qué es lo que más te sorprendió de su filosofía?

- Honestamente, la extensión de su archivo y el grado de riesgo que la gente corría, no solo con sus cuerpos, sino con sus almas. A veces pienso que es un poco cursi ser vulnerable, pero cuando expones completamente tu interioridad es algo muy poderoso. Eso es lo que vi en esas películas de archivo: personas abriéndose por completo y sin nada que perder. Y eso, desde el punto de vista artístico, es muy jugoso.

Foto de archivo de Fakir Musafar en un ritual de perforación corporal.

Cuando empecé a trabajar en la película, me comprometí sobre todo con las imágenes fijas del archivo de Fakir. Me intrigaban mucho porque no se habían mencionado para nada en el discurso artístico. Estaban muy segregadas, como un material para la comunidad fetichista, sin ningún valor como arte legítimo o real. Aunque, ya sabes, tomar fotografías así en los años ‘40 y revelarlas en la cocina ya es un acto de locura. Pero nunca se hablaba del contenido y menos de la contextualización. Así que realmente quería situar su obra un poco más dentro de nuestro discurso y linaje artístico, y es por eso que dedico tanto tiempo a marcar la conexión directa entre su trabajo como fotógrafo y la performance basada en su cuerpo.

¿Lo conociste?

- Sí. Lo conocí en 2003 y trabajé un tiempo con su esposa, cuando impartió una serie de talleres en San Francisco. Así pude conocer a Fakir, a quien le mostré mi película y le encantó por lo cual decidimos hacer algo con su arte. Pero luego enfermó y falleció así que Cleo y yo seguimos el proyecto.

¿Y con qué hombre te encontraste?

- Es gracioso porque cuando lo conocí me costó ver al hombre que impulsó el movimiento primitivo moderno. En cambio, me encontré a un anciano dulce. Simplemente parecía un tipo de 70 años con bonitos pezones hinchados (se ríe). Creo que en el momento en que lo conocí se había suavizado bastante.