Parece una mandarina, pero es una de las ranas más pequeñas del mundo: el hallazgo que sorprendió a la comunidad científica

En Brasil se encontró un ejemplar de una de las ranas más pequeñas del mundo y su aspecto tan peculiar fue lo que más llamó la atención.

22 de diciembre, 2025 | 15.46

Tras una expedición por la montaña brasileña, la ciencia acaba de sumar una nueva especie a su catálogo. Se trata de una rana microscópica, de un naranja intenso como si fuera una mandarina y tamaño comparable a la punta de un lápiz. Su nombre es Brachycephalus lulai y su hallazgo vuelve a poner el foco en los ecosistemas de montaña como reservorios de biodiversidad aún inexplorada.

La especie fue identificada en la Serra do Quiriri, una región de transición entre pastizales de altura y bosques nubosos. Allí, un equipo de investigadores liderado por Marcos R. Bornschein documentó a este diminuto anfibio y publicó su descripción en la revista científica PLOS ONE. Más que una curiosidad biológica, el descubrimiento funciona como una advertencia: incluso en zonas relativamente estudiadas, todavía existen especies desconocidas, muchas de ellas confinadas a áreas extremadamente pequeñas.

A simple vista, esta rana puede confundirse con una hoja o un fragmento del suelo del bosque. Sin embargo, su color naranja brillante y, sobre todo, su particular vocalización la vuelven única. Los investigadores lograron diferenciarla gracias a su canto: una secuencia de dos notas cortas, emitidas en pequeños grupos, que no coincide con el de otras especies cercanas.

Para confirmar que se trataba de una especie nueva, el equipo recurrió a múltiples técnicas: análisis genéticos, tomografías computarizadas y estudios detallados de su estructura ósea. Así detectaron rasgos distintivos como ojos completamente negros, la ausencia de un quinto dedo en las patas y un cuerpo compacto y redondeado, típico del género Brachycephalus.

Un género lleno de rarezas: la nueva rana que se suma a la extraña clasificación

Las ranas de este grupo ya eran conocidas por su singularidad. A diferencia de la mayoría de los anfibios, no pasan por una fase larval acuática: nacen directamente como versiones en miniatura de los adultos, un tipo de reproducción llamado desarrollo directo. Algunas especies incluso presentan características extraordinarias, como huesos con propiedades fluorescentes o adaptaciones cutáneas poco comunes.

En el caso de Brachycephalus lulai, la particularidad no es solo biológica. La especie fue nombrada en homenaje a Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, como una forma simbólica de destacar la importancia de proteger el bosque atlántico y a las especies que dependen de él.

Parece una mandarina, pero es una de las ranas más pequeñas del mundo: el hallazgo que conmocionó a la comunidad científica.

Uno de los datos más preocupantes del hallazgo es su distribución extremadamente limitada. Esta rana solo habita un área estimada de unos 8 kilómetros cuadrados. Durante miles de años, la Serra do Quiriri funcionó como un refugio climático, aislando poblaciones animales que evolucionaron de forma independiente. Así surgieron especies emparentadas que hoy conviven en la misma sierra, como B. quiririensis y B. auroguttatus.

Ese aislamiento, clave para su evolución, también representa su mayor amenaza. Incendios, cambios en el régimen de lluvias, avance de la actividad agrícola o el impacto del cambio climático podrían alterar de forma irreversible un hábitat del que esta rana depende por completo.