En un mercado con múltiples opciones y tecnologías, especialistas de Samsung recomiendan prestar atención a ciertos factores clave antes de comprar una heladera nueva, especialmente si se busca un buen rendimiento durante los meses de calor.
Conservación de alimentos: un punto central en verano
Uno de los principales desafíos durante el verano es mantener la temperatura interna estable, incluso cuando la heladera se abre con mayor frecuencia.
Algunos modelos incorporan sistemas de enfriamiento uniforme, que ayudan a conservar frutas, verduras y alimentos frescos por más tiempo, evitando cambios bruscos de temperatura. Este tipo de tecnologías resulta especialmente útil en épocas de calor intenso, cuando los alimentos son más sensibles al deterioro.
Capacidad y flexibilidad del espacio interno
Antes de comprar, es importante evaluar cuánto espacio real se necesita y cómo se distribuye el interior del equipo.
Existen heladeras que permiten adaptar el uso del freezer y el refrigerador según la temporada. Por ejemplo, modelos con compartimentos convertibles que pueden funcionar como freezer o como heladera según la necesidad, una ventaja durante el verano, cuando suele requerirse más espacio para bebidas, frutas o comidas frescas.
Consumo energético: impacto en la factura de luz
Durante los meses de calor, la heladera trabaja más horas y con mayor esfuerzo. Por eso, el consumo energético es un factor clave.
Los modelos más modernos incorporan motores de alta eficiencia que ajustan su funcionamiento según el uso, reduciendo el consumo eléctrico y el ruido. Este tipo de tecnología no solo permite ahorrar energía, sino que también prolonga la vida útil del electrodoméstico, algo a considerar en una compra de largo plazo.
Qué tecnologías conviene priorizar
Al momento de comparar modelos, conviene prestar atención a características como:
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Sistemas de enfriamiento que mantengan temperatura estable.
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Compartimentos flexibles para adaptar el espacio según la temporada.
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Motores eficientes con bajo consumo energético.
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Buena capacidad de almacenamiento, acorde al tamaño del hogar.
Estas prestaciones suelen marcar la diferencia en el uso cotidiano, especialmente durante el verano.
Una decisión que impacta todo el año
Si bien la compra suele acelerarse en los meses de calor, elegir una heladera pensando solo en el verano puede ser un error. La clave está en buscar un equilibrio entre rendimiento, eficiencia y flexibilidad, para que el equipo funcione bien durante todo el año.
Con la información adecuada y una evaluación realista de las necesidades del hogar, es posible elegir un modelo que acompañe el ritmo del verano sin sorpresas en el consumo ni en la conservación de los alimentos.
