El empresario argentino Enrique Shaw será proclamado beato por el Papa

Al fundador de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) se le adjudica el milagro en la curación de un niño de cinco años. Francisco había firmado el decreto que lo declaraba Venerable Siervo de Dios.

18 de diciembre, 2025 | 16.00

El vaticano confirmó este miércoles que el empresario y laico argentino Enrique Ernesto Shaw será beatificado tras reconocerle un milagro. El Papa León XIV autorizó la promulgación del decreto correspondiente e incluyó a otras 11 personas reconocidas como mártires durante la Guerra Civil española, aunque Shaw es el único no vinculado a este período histórico.

Al empresario argentino se le atribuye la curación de un niño de seis años, que fue golpeado en la nuca por un caballo. Se trata de un caso que se considera inexplicable para la ciencia. La causa de canonización de Shaw comenzó en 2001 en el arzobispado de Buenos Aires con un estudio riguroso de su vida en base a testimonios y escritos.

En cuanto a los 11 mártires, estos fueron asesinados entre 1936 y 1937 en el marco de la persecución anticristiana. Entre ellos hay nueve seminaristas, un sacerdote diocesano y un laico, todos pertenecientes a las actuales diócesis de Madrid, Getafe y Alcalá de Henares.

Quién fue Enrique Ernesto Shaw

Shaw nació el 26 de febrero de 1921, en París. Fue hijo de una de las familias más ricas del país, su madre era Sara Tornquist y su padre, Alejandro Shaw, fundador del banco que llevó su nombre. En 1923 regresaron a la Argentina y cuando tenía cuatro años perdió a su madre. 

Su padre cumplió el deseo póstumo de Tornquist y dejó la educación religiosa de Enrique en manos de un sacerdote Sacramentino. En su paso por el Colegio La Salle de Buenos Aires destacaba su profunda fe religiosa, comulgaba diariamente y era miembro directivo de la Congregación Mariana.

Luego siguió su formación en la Escuela de Oficiales de la Armada, donde se recibió con uno de los tres mejores promedios y se convirtió en el oficial más joven de la Marina, a pesar de que su padre se opuso al principio. En los mares fue donde ejerció una comprometida labor apostólica, dando un fuerte testimonio de fe.

Según el archivo de ACI Prensa, Enrique fue siempre "muy buen lector y buscaba ansiosamente responder a sus inquietudes". Autodidacta desde muy joven, a los 16 años comenzó a leer libros de economía, política, filosofía, historia y ciencia. Pero en ninguno de estos libros encontró la respuesta que él necesitaba. Una tarde del verano de 1939, en un folleto sobre Doctrina Social de la Iglesia, finalmente encuentra lo que estaba buscando. Él siempre llamó a esto su "conversión ”.

Durante sus licencias en Buenos Aires encontró el amor y se casó en 1943 con Cecilia Bunge. El matrimonio tuvo nueve hijos. En 1945 fue enviado por la Marina a la Universidad Estatal de Chicago (EE.UU.) para estudiar meteorología. Pero fue en ese año, cuando ya su familia estaba constituida y creciendo, en que se produjo un cambio notable en el rumbo de su vida: Enrique vio que Dios le pedía de ahora en más un apostolado específico. En un principio creyó que debía hacerse obrero, pero un sacerdote lo persuadió para que llevara el evangelio al mundo empresario al cual pertenecía su familia.

Así toma una nueva dirección y renuncia a la Marina. De regreso a la Argentina, se inicia como ejecutivo de las Cristalerías Rigolleau. En poco tiempo llegó a ser Gerente General y a conformar distintos directorios de otras empresas. Durante esos años fue formando una espiritualidad propia relacionada con su vocación de empresario cristiano: "Como empresario, sembrar esperanza. Ver la realidad. Renunciar al beneficio aparente del momento. Ser un puente entre quienes conocen el problema, y el 'sumergido' que piensa en su problema inmediato".

Se incorporó a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano. También fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y fue su primer presidente. Además, se contó entre los promotores de la naciente Universidad Católica Argentina (UCA).  Bajo el impulso de los obispos argentinos, organizó, junto con otros empresarios, ayuda a la Europa de la posguerra.

En 1957 le detectaron un cáncer e inicia su lucha contra la enfermedad. Sin embargo, su enfermedad no le impide mantener una intensa actividad y participa en congresos, dicta conferencias, edita publicaciones y elabora su diario y manuscritos. También participó de la fundación de Caritas y del Serra Club, presidió Hombres de Acción Católica, y organizó una librería a la que llamó Casa del Libro, una iniciativa apostólica para difundir temas de espiritualidad, de la Doctrina Social de la Iglesia, y otras cuestiones éticas y culturales.

Su salud empeoró en 1962, pero no declinó su labor como dirigente hasta el final. Viajó a Lourdes a pedido de los suyos, para pedir el milagro de su curación. Pero él ofreció su vida por familiares y amigos. Finalmente, murió el 27 de Agosto de 1962, a los 41 años.

Qué milagro se le atribuye a Enrique Ernesto Shaw

El milagro que se le atribuye es por la presunta curación milagrosa del pequeño Matías. El 21 de junio de 2015, a la edad de cinco años, recibió una patada en la nuca por parte de un caballo cuando se encontraba en una finca cercana la ciudad de Buenos Aires. Fue trasladados inconscientes a la ciudad de Suipacha, pero dada la gravedad de la herida no pudo recibir el tratamiento adecuado.

En ese entonces, el padre de Matías recurrió primero a Shaw instando a sus reconocidos a hacer lo mismo. La mejoría fue confirmada por médicos en 2016 y 2018, a pesar de algunos déficit neurológicos leves. En 2019, el paciente ya curado fue examinado por dos peritos, quienes lo encontraron en buen estado de salud, sin secuelas neurológicas significativas. Hoy lleva una vida normal, realiza deportes y presenta un buen rendimiento escolar.