La heladería Mimo's —ubicada en la esquina de Emilio Mitre y Tejedor, justo enfrente del Parque Chacabuco— es famosa por sus deliciosos sabores, su fabricación a la vista, su emblemática cartelería con luces de neón y por conservar un histórico bebedero. Funciona desde 1953 y desde 1977 es atendida por el matrimonio compuesto por Norma y Horacio. La visitan viejos clientes desde todas partes del mundo y es elegida por varios influencers que retratan la estética vintage del local. “Esta heladería es de lo poco que queda de lo que era antiguamente el barrio. Entrar acá es como entrar a un túnel del tiempo”, asegura Horacio.
Una historia de amor
Norma y Horacio se conocen desde muy chicos. Ambos vivían en el partido de San Martín, en el Gran Buenos Aires. Primero fueron vecinos, luego amigos y ya de adolescentes se enamoraron. “Empezamos a salir cuando yo tenía 12 años y Horacio 15. Nos casamos en 1976, cuando yo tenía 22 y él 25. ¡Éramos muy chicos!”, recuerda Norma.
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Desde muy jovencito, Horacio comenzó a trabajar en una heladería que se llamaba “Bani” que también era churrería y que estaba ubicada en Ramos Mejía, mientras que Norma trabajaba de vendedora en un negocio de ropa.
Se quisieron casar siendo muy jóvenes pero el padre de Horacio le dijo que antes tenía que tener un trabajo estable. Fue así que Horacio, con la ayuda de un tío que era pastelero, comenzó en el mundo de las heladerías.
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Después de casados comenzaron a trabajar juntos y tuvieron varias heladerías, en las que también vendíamos al por mayor. Fue a través de un amigo en común que les llegó la propuesta de Mimo's. “Nos contó que vendían esta heladería, la vinimos a ver y nos gustó. El año que viene cumplimos 50 de casados y 48 acá en la heladería”, resume Norma en dialogo con El Destape.
La heladería se había inaugurado inicialmente en 1953 y la familia que la gestionó durante los primeros 23 años la había llamado “Reno”. En 1976 la vendieron a una señora de apellido “Palermo” y, pese a que estuvo al frente solo un año, fue ella quien le cambió el nombre por “Mimo's”. Su idea era dejársela a sus hijos, pero como ellos no quisieron, enseguida la puso en venta y ahí fue cuando llegaron Norma y Horacio. “Vine acá con 27 años y hoy tengo 75. Hay muy pocos negocios que duren tanto tiempo dedicados a un solo rubro”, asegura orgulloso Horacio.
Dulce de leche a Miami
La heladería se caracteriza por tener fabricación a la vista. Horacio y Norma remarcan que ya no quedan muchas heladerías que fabriquen el helado, pero que ellos fabrican casi todos los días. Los sabores más pedidos son el de dulce de leche —especialmente el granizado— y los chocolates. “La gente se vuelve loca por el dulce de leche”, afirma Horacio.
“Antes del 9 de septiembre de 2001 solíamos enviar helado de dulce de leche a Miami. En unas cajas de telgopor, le poníamos helado hasta la mitad y después un kilo de hielo seco. Llegaba perfecto”, asegura.
El heladero confiesa que Mimo's no le escapa el “hype” del pistacho. “Ahora está de moda, pero acá lo tenemos hace 48 años. Antes era un gusto catalogado de ‘viejo’ y ahora lo piden todos. Lo mismo pasó antes con la crema amarena, o el kiwi. Los seguimos teniendo porque tenemos una clientela que los sigue pidiendo”, afirma. Además, asegura que hay gustos como kinotos al whisky que ahora también lo están llevando mucho los jóvenes.
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Entre los más de 30 sabores que tienen, Horacio asegura que el chocolate amargo es el que más dedicación requiere, ya que es una receta muy elaborada y que gusta mucho. “Sufro cada vez que tengo que hacerlo”, admite.
Únicos en el barrio
Horacio y Norma y sus cuatro hijos son famosos en el barrio y aseguran que son el negocio más antiguo de Parque Chacabuco. “Hasta hace un tiempo había un bar muy antiguo que le decían ‘el bar de los gallegos’ pero ya cerró”, señala Norma. “Han querido comprarnos la esquina para hacer un edificio pero nosotros no queremos”, agrega.
Tantos años de funcionamiento ininterrumpido, hicieron de la heladería un lugar de encuentro para distintas generaciones. “La gente viene acá, se saca fotos y llora. Vienen desde Canadá, Miami, de distintas provincias y de todas partes del mundo. ¡No sabes lo que es esto! Todo el mundo nos dice ‘por favor no cierren’. Hay gente que venía de chica con sus abuelos y que hoy en día son grandes”, detalla Norma.
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“Hace poco nos visitó una barra de amigos que venía a la heladería cuando nosotros empezamos acá. En ese momento tenían entre 9 y 12 años. Uno de ellos se fue a vivir a Finlandia y el otro día se juntaron acá, en la heladería. Calculá la edad que tienen”, relata.
El cartel de luces de neón y el antiguo bebedero
La heladería es famosa también por su inigualable cartel con luces de neón de color rojo y azul que se enciende por la noche. Horacio fue el encargado de colocarlo en 1977 y permanece igual desde aquel entonces.
“Lo pusimos nosotros porque quedaba muy oscura la cuadra de noche. Hoy en día la gente se vuelve loca con el cartel. Los clientes y los influencers le sacan fotos todo el tiempo, y eso que me falta la serie blanca que bordea el cartel. Lo que pasa es que si se te quema una serie, se apaga todo y para llegar arriba necesitás una escalera muy alta”, explica Horacio.
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Una fascinación similar ocurre con el antiguo bebedero que conserva la heladería desde hace más de 40 años. “Antes teníamos dos más que se fueron rompiendo, pero este sigue funcionando. Tuvimos que poner un cartel para que la gente no llene sus botellas con agua del bebedero porque lo que tiene de bueno es que siempre da agua fría y si vos estás con una botella de 2 litros lo arruinás. Está calculado para tomar de a sorbitos”, describe Horacio. Norma no sale de su asombro y cuenta que muchos clientes le hablan del bebedero. “Hay gente que le rinde culto”, dice entre risas.
“Medio kilo y cinco cucharitas”
A lo largo de todos estos años, Norma y Horacio enfrentaron diferentes situaciones del negocio y recuerdan el 2001 como una de las crisis más fuertes. "Nosotros tenemos un precio acorde para el barrio porque lo que tenemos, mucho o poco, nos lo dio el barrio. Ahora la situación está difícil. ¿Cómo me doy cuenta? Porque me piden medio kilo de helado y 5 cucharitas. Cuando las cosas vienen bien me piden un cucurucho o un cuarto de kilo cada uno”, describe Horacio, que tiene años de entrenar el ojo de comerciante. En esa línea, asegura que lo que más les rinde hoy en día es una promoción que lanzaron de 2 kilos por 24 mil pesos. “Salen como pan caliente”, asegura.
El matrimonio es muy agradecido con el oficio y aunque reconocen que se sienten un poco grandes, tienen la satisfacción de que la gente siempre les agradece su buen helado. La heladería funciona de lunes a lunes de 13 a las 0 horas. Eso sí, entre mayo y julio cierran por vacaciones. “Muchos clientes nos reclaman cuando cerramos y hay quienes nos compran 3 kilos para stockearse durante ese tiempo. Pero esos tres meses son nuestras vacaciones y no se negocian por nada.”, aseguran.
