La 'Lisboa' de Sudamérica: el barrio mágico de calles empedradas y tranvías amarillos ideal para una escapada en Brasil

Si buscás escapar del ruido de las playas y querés conocer el verdadero corazón de Río, tenés que subir al morro. Entre talleres de artistas y una identidad política que se respira en las paredes, Santa Teresa es el refugio ideal para los que buscan cultura, historia y las mejores vistas de la ciudad.

20 de diciembre, 2025 | 10.35

Con sus calles de piedra, casonas que respiran historia y un aire bohemio que nos recuerda a lo mejor de San Telmo, Santa Teresa es la 'Lisboa' de Sudamérica y el refugio preferido de quienes buscan el otro lado de Río de Janeiro, en Brasil. Ubicada en lo alto de un morro entre Lapa y la Floresta de Tijuca, combina un pasado aristocrático y un presente bohemio con su tranvía amarillo nos transporta a otra época y una identidad cultural vibrante que lo convierte en una escapada ideal dentro de la ciudad.

Santa Teresa, el barrio mágico de Río de Janeiro lejos de Ipanema y Copacabana

Santa Teresa es el barrio bohemio más importante de Río de Janeiro. Sus principales atractivos son el histórico tranvía amarillo (bondinho), el Parque das Ruínas, la Escalera de Selarón y el polo gastronómico del Largo dos Guimarães. Es famoso por su arquitectura colonial y su identidad cultural y política vinculada a la resistencia carioca.

Lejos del ritmo frenético de Copacabana o Ipanema, propone otro tempo. Desde lo alto, ofrece vistas privilegiadas a la bahía de Guanabara y al Centro Histórico, mientras despliega un entramado de calles angostas donde sobreviven antiguas mansiones coloniales, haciendas de café, castillos urbanos y conventos del siglo XVIII. Muchas de esas construcciones, que alguna vez pertenecieron a la élite carioca, hoy funcionan como centros culturales, ateliers, hoteles boutique o viviendas compartidas de artistas.

Qué ver en Santa Teresa: del bondinho amarillo a los castillos urbanos

  • El gran símbolo del barrio es el bondinho amarillo. Este pequeño tranvía comenzó a circular a fines del siglo XIX para conectar el centro de Río con la zona alta de Santa Teresa. Tras un accidente que provocó su cierre en 2011, volvió a funcionar en 2015 como atractivo turístico, conservando su estética original. Cruza los Arcos de Lapa, serpentea por calles empinadas y refuerza esa postal lisboeta que tanto enamora a visitantes y fotógrafos.
  • El corazón del barrio late en el Largo dos Guimarães. Allí se cruzan el tranvía, los bares, los restaurantes, las casas de artesanías y una vida callejera constante. Es habitual encontrarse con músicos tocando en vivo, ferias improvisadas o vecinos charlando en las veredas. Desde ese punto, la mejor forma de conocer Santa Teresa es perderse caminando, sin mapa ni apuro.
  • El barrio se convirtió con los años en un bastión artístico y político, con una fuerte impronta de izquierda. Murales, grafitis y carteles reivindican causas sociales, el feminismo, la defensa de la salud pública o la memoria de figuras como Marielle Franco. Arte y militancia conviven en paredes, ventanas y plazas, reforzando una identidad colectiva muy marcada.

Santa Teresa es uno de los barrios más atractivos de Río de Janeiro.

  • Entre sus joyas arquitectónicas se destacan la Chácara do Viegas, una hacienda de 1873 recubierta de azulejos europeos; el Centro Cultural Laurinda Santos Lobo, un imponente caserón rosa dedicado a exposiciones y actividades artísticas; y los castillos urbanos como el Castelo Valentim, antiguas mansiones con torreones que hoy albergan departamentos habitados por estudiantes y artistas.
  • Otro punto imperdible es el Parque das Ruínas, actualmente llamado Parque Glória Maria, antigua residencia de Laurinda Santos Lobo transformada en centro cultural. Pasarelas de metal y vidrio conviven con muros derruidos, creando un espacio único que además funciona como mirador hacia el Pan de Azúcar y el casco histórico de Río.
  • El broche de oro para cualquier visita es bajar por los 215 escalones de la Escalera de Selarón. Esa explosión de azulejos de todo el mundo no solo conecta el barrio con Lapa, sino que resume el espíritu de Santa Teresa: color, mezcla cultural y una obra que, como el barrio mismo, nunca se termina