Bajo el pretexto de proponer una "nueva atracción turística", la ex candidata a la intendencia del departamento uruguayo de Maldonado, Teresa Manzano, propuso exponer en la isla Gorriti de Punta del Este el símbolo nazi restacado del antiguo barco alemán Graf Spee, hundido frente a la costa uruguaya en 1945. Manzano presentó su idea como una "fuente de atracción viable" para favorecer económicamente "al turismo en todo el país". "Me interesa muchísimo el águila del Graf Spee por cuestiones particulares. Estuvo 69 años bajo el mar y además estuvo dos décadas en un cajón en el Ministerio de Defensa", sostuvo la ex candidata durante una entrevista en radio esta semana.
"La isla Gorriti tiene muchísimos elementos de la época de la colonia y de los corsarios que están allí, que formarían parte de lo que puede ser un museo a cielo y mar abierto", declaró Manzano. "Es una pieza única en el mundo. Hace más de dos años que vengo recopilando material por hobby. Y agregó: "No puede estar metida dentro de cuatro paredes".
"Podemos hacer una obra escultórica donde el águila esté de alguna manera posada en una suerte de barco hecha de metal", opinó Manzano al final.
La historia del Graf Spee, el último vestigio nazi en el Atlántico Sur
El Graf Spee fue un acorazado alemán que sirvió para Adolf Hitler entre 1934 y 1945. Fue usado para operaciones militares en el Atlántico Sur y en el océano Índico, hundiendo varios barcos aliados en ambas regiones. En 1945, durante las últimas horas de la Segunda Guerra Mundial, fue atacado por barcos británicos mientras navegaba sobre aguas uruguayas. Llegó a ser llevado semi destruido hasta el puerto de Montevideo donde, al ver los daños irreparables sobre la estructura, el capitán Hans Wilhelm Langsdorff ordenó hundirlo. La mayor parte de su estructura quedó sumergida en aguas poco profundas, a pocos kilómetros de las playas uruguayas y cerca de la isla Gorriti, ubicada frente a Punta del Este.
No fue recuperado sino hasta 2003, cuando el empresario uruguayo Alfredo Etchegaray pidió permiso a la Prefectura Naval oriental para recuperar las piezas que fueran posibles. Tras el hallazgo, Etchegaray quiso vender las piezas, mientras que en el caso el caso del águila, se solicitó su traslado al exterior para su exhibición y venta en una subasta pública internacional. Desde junio de 2006 está guardada en la base del Cuerpo de Fusileros Navales de la Armada uruguaya, dependiente del Ministerio de Defensa.
