El consumo privado volvió a mostrar señales de debilidad en noviembre y encendió nuevas alertas sobre la dinámica de la demanda interna. El indicador elaborado por la Facultad de Negocios de la Universidad de Palermo (ICP-UP) incluye no solo gastos de alimentos y artículos de primera necesidad (consumo masivo) sino que abarca casi todos los ítems de gastos de los hogares (servicios públicos, vestimenta, equipamiento del hogar, transporte, comunicación, recreación, educación, restaurantes y bienes y servicios varios). Con una baja mensual de 1,1%, la medición de noviembre reflejó su segunda baja consecutiva y confirma un patrón de estancamiento que se arrastra desde mediados de año. Incluso, en la mejora interanual se evidencia una alta heterogeneidad en el comportamiento.
Si bien en la comparación interanual el indicador de la UP todavía se mantiene en terreno positivo (frente a una base de comparación muy baja), con un avance del 1,9 por ciento respecto de noviembre de 2024, el dato refleja una fuerte desaceleración. Se trata del menor crecimiento interanual de todo este año. “En los primeros once meses del año, el consumo acumula una suba del 11,4 por ciento, pero la tendencia reciente muestra un claro agotamiento del rebote”, señala el informe. De hecho, si se deja de lado la recuperación puntual de septiembre, el consumo no logra crecer desde julio. En cinco de los once meses del año, el ICP-UP arrojó variaciones mensuales negativas, una señal consistente de fragilidad en el poder de compra y en las decisiones de gasto de los hogares.
Señales de alarma
Entre los indicadores más amplios, uno de los datos más preocupantes es la recaudación del IVA ajustada por inflación, que cayó 5,4 por ciento interanual en noviembre. Se trata de la primera contracción del año, luego de varios meses de desaceleración, y funciona como un termómetro directo del consumo masivo. Los préstamos al consumo continúan creciendo, pero a un ritmo cada vez más moderado, lo que sugiere que el crédito ya no alcanza para compensar la pérdida de dinamismo del gasto corriente.
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El congelamiento en la inversión y el consumo se refleja también en los bienes durables, uno de los sectores que había liderado la recuperación en la primera parte del año de la mano de un dólar atrasado que estimula las compras externas. En noviembre, el patentamiento de automóviles creció apenas 2,6 por ciento interanual, muy lejos de las tasas de dos dígitos de meses anteriores. En el caso de las motos, directamente se registró una caída del 10,7 por ciento frente a igual mes del año pasado.
El crédito hipotecario sostuvo su expansión, pero empiezan a aparecer señales de desaceleración en el mercado inmobiliario. Las escrituras en la Ciudad de Buenos Aires, correspondientes a octubre, crecieron 17,2 por ciento interanual, “un avance más moderado que el observado previamente, lo que podría anticipar un menor impulso en los próximos meses”, agrega el documento de la alta casa de estudios.
Consumo masivo
Para el consumo cotidiano, los datos muestran comportamientos dispares pero con un denominador común: la pérdida de impulso. Las ventas de combustibles crecieron 1,7 por ciento interanual en octubre, con una fuerte desaceleración, y acumulan un alza del 3,9 por ciento en lo que va del año.
Más marcada es la contracción en el consumo de carne vacuna, que cayó 5,1 por ciento interanual en octubre y acumula cuatro meses consecutivos de bajas, reflejando el ajuste en los alimentos tradicionales. En contraste, la carne aviar volvió a crecer a tasas elevadas (11,7 por ciento interanual), consolidándose como un sustituto más accesible en la mesa de los hogares.
Los rubros vinculados al ocio y al consumo no esencial muestran uno de los desempeños más débiles. El índice de restaurantes tradicionales de la Ciudad de Buenos Aires cayó 4 por ciento interanual en octubre y acumula cinco meses consecutivos de bajo dinamismo. Algunos indicadores, como patios de comida, cine y turismo interno, habían mostrado leves mejoras en septiembre, pero sin consolidar una tendencia firme.
En los bienes semidurables, la situación es aún más clara: las ventas de indumentaria, calzado y accesorios a precios constantes volvieron a caer y ya suman cinco meses consecutivos de contracción interanual, explican los cuadros. La excepción aparece en las jugueterías, que mantienen tasas positivas, con un crecimiento del 7,3 por ciento en septiembre, probablemente asociado a factores estacionales.
El informe también pone el foco en la estructura del gasto de los hogares, a partir de datos de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) actualizados a noviembre de 2025. Las diferencias entre los hogares de menores y mayores ingresos siguen siendo marcadas, pero en todos los casos los rubros básicos ganan peso.
En los hogares unipersonales, más del 20 por ciento del gasto se destina a vivienda y servicios, mientras que en los hogares nucleares un 25,1 por ciento se concentra en alimentos y bebidas no alcohólicas. El transporte aparece como un rubro clave en ambos tipos de hogares, con participaciones del 15,7 por ciento en familias y del 13,2 por ciento en hogares unipersonales, lo que deja poco margen para el consumo discrecional.
