En un mundo donde la rutina y la desesperación por encontrar las llaves, un anillo o hasta dinero perdido pueden rozar lo místico, los duendes son los protagonistas de cientos de historias. Para muchos, estos pequeños traviesos se esconden en rincones de la casa y se llevan lo ajeno sin previo aviso. Si bien suena insólito, pedirles que devuelvan lo robado es parte de la cultura popular argentina y latinoamericana.
Mientras en redes sociales abundan videos y relatos sobre rituales para “despertar” la buena voluntad de estos seres, el folclore recomienda mantener la fe y combinar métodos prácticos con simbólicos. Desde aplaudir de noche hasta encerrar vacíos en vasos, todo vale para recuperar lo perdido. Acá, la guía completa para intentarlo.
Cómo empezar la búsqueda: los pasos básicos
Antes de invocar duendes, recordá lo esencial:
- Calma y organización: respirar hondo y ordenar mentalmente dónde viste el objeto por última vez.
- Revisar lo obvio: chequear bolsillos, cajones y rincones típicos.
- Preguntar a otros: a veces otro miembro del hogar puede tener la pista.
- Dividir la casa: buscar por zonas, sin saltearse ningún rincón.
Los cinco rituales más usados para pedirle ayuda a los duendes
Si después de repasar lo básico nada aparece, es hora de apelar a la parte esotérica. Estos son los rituales más mencionados por quienes siguen esta tradición:
Aplauso nocturno
Aplaudir tres veces a la medianoche y pedir ayuda en voz alta: “Pequeños duendecillos, guardianes de lo perdido, devuelvan [nombre del objeto] a su lugar. Gracias.”
Ofrenda de luz de luna
Encender una vela blanca en la ventana en noche de luna llena y dejar una nota. Además, hay que decir en voz alta: “Luz de luna, ilumina mi casa. Pequeños duendes, devuelvan [nombre del objeto]. Gracias.”
Cinta de la suerte
Llevar una cinta roja en la muñeca todo el día y luego colgarla con un deseo: “Con esta cinta roja, conecto mi corazón con los duendes. Ayúdenme a encontrar [nombre del objeto].”
El enigma del espejo
Sentarse frente a un espejo encendido con vela y pedir mentalmente la devolución con la siguiente frase: “Espejo encantado, invoco a los duendes. Muestren el camino a [nombre del objeto].”
Ruta del aceite
Trazar una línea de aceite de oliva cerca del lugar donde se perdió el objeto y meditar: “Pequeños duendecillos, esta línea de aceite es mi señal. Encuentren [nombre del objeto] y devuélvanlo.”
Dos trucos caseros: retarlos y el vaso del vacío
Para quienes prefieren lo rápido y directo, la tradición oral también guarda estos dos clásicos:
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Retarlos y gritarles: levantar la voz y decir sin miedo: “¡Devuélvanme lo que me robaron!”
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Encerrar el vacío: agarrar un vaso, darlo vuelta y declarar: “Voy a encerrar este vacío hasta que no me devuelvan lo que liberaron”.