La recesión que desde hace meses golpea al sector alimenticio acaba de impactar de lleno en uno de sus jugadores más grandes. La planta de Mondelez, productores de las marcas Oreo, Pepitos y Milka, en General Pacheco, donde trabajan unas 2.300 personas, detendrá su actividad por completo durante 21 días, un parate inédito que los delegados califican como una señal alarmante del deterioro productivo.
La empresa argumentó que el freno responde al sobrestock acumulado tras el desplome de ventas, agudizado por la brusca caída del consumo y, según los delegados, por la apertura de importaciones que profundizó la crisis. “Van a suspender la producción por 21 días, desde el 14 de diciembre hasta el 5 de enero. Algo que nunca había pasado porque siempre se alternaban los turnos”, explicó a Buenos Aires/12 el delegado Jorge Penayo.
Para atravesar este período sin aplicar suspensiones formales, la compañía ofreció a los empleados una semana de vacaciones con pago total y otra de licencia paga. Quienes no se sumen deberán realizar tareas internas que no están vinculadas a la producción.
“La mayoría ya se anotó: más de mil trescientos trabajadores, y siguen sumándose. Volveríamos todos el 5 de enero”, detalló Penayo. Subrayó que el freno es una decisión global de la fábrica y no una medida individualizada sobre trabajadores particulares. Aun así, admitió que el clima es de incertidumbre: “Esta crisis general no la generamos nosotros”.
Según explican en la planta, la decisión no tiene otra causa más que el derrumbe del mercado interno. “Los mayoristas están stockeados y otros directamente no compran. Tenemos el depósito lleno, entonces no amerita producir”, señaló el delegado. De acuerdo con datos comunicados por la empresa al personal, las ventas acumulan una caída de 13 mil toneladas en lo que va del año.
Mondelez aseguró que pagará el salario completo de diciembre, junto con el bono anual y los beneficios habituales. Sin embargo, la incertidumbre se concentra en lo que pasará después del verano: “Cuando volvamos de vacaciones y no haya producción, ahí vamos a estar complicados”, advirtió Penayo, recordando antecedentes recientes en el sector como los casos de Tía Maruca y Georgalos, donde la reducción de la actividad derivó en despidos.
El gremio valora acuerdos pero apunta al rumbo económico
Desde el Sindicato de la Alimentación (STIA), el secretario general Sergio Escalante confirmó que, tras “duras negociaciones”, se acordó el esquema de vacaciones y licencias pagas y que el bono de fin de año será de 525 mil pesos, a cobrarse el 11 de diciembre. También se mantendrán el paquete navideño, las cajas de productos esenciales y un voucher de 53 mil pesos para la proveeduría interna.
“En una situación tan dura, sostener estos beneficios es un gran desafío”, celebró el gremio, aunque Escalante fue tajante al señalar las causas del parate: “Esta situación es un claro resultado de las políticas del gobierno de Javier Milei, que provocan la caída del consumo, la producción y el trabajo”.
